Los dientes de leche, igual que los definitivos, son susceptibles de sufrir caries, que puede evolucionar rompiendo el diente, produciendo dolor y/o infección que puede derivar en un flemón. Por eso, en nuestra clínica dental Sorrisos, en Pontevedra, nuestras odontopediatras, le dan una gran importancia a las revisiones y a la prevención, que facilitarán que nuestros niños y niñas tengan el día de mañana una boca saludable.
Fotografía caries en diente temporal (85)
Ahora bien, ¿cuándo es preferible tratar los dientes de leche para poder conservarlos el máximo tiempo posible? ¿Cuándo es mejor extraerlos o cuándo es preferible dejarlos sin tratamiento? Dependiendo de la proximidad de la erupción del diente definitivo y de las circunstancias particulares del diente de leche en cuestión.
Es cierto que en un futuro los dientes de leche son sustituidos por los definitivos, pero, a no ser que falten pocos meses para que eso ocurra, es mejor tratarlos para conservarlos hasta su exfoliación natural.
Si llegado el momento, de la erupción del diente definitivo ésta se ve dificultada por el diente de leche, es recomendable su extracción para que el definitivo pueda ocupar su posición correcta dentro de la arcada dentaria. Pero si todavía falta mucho tiempo para la llegada de los dientes definitivos, la extracción prematura de los de leche, en muchos casos, dará lugar a que no se conserve el espacio que les corresponde a los definitivos, ya que cuando falta un diente, los adyacentes tienden a invadir el espacio que queda. De esta manera, los dientes de leche no tienen sitio para erupcionar en su posición en el momento que les corresponde y esto genera malposiciones y apiñamientos.
Por ejemplo: si se pierde la muela posterior de leche antes de tiempo, la que erupciona por detrás de ésta ocupará su espacio e impedirá que el premolar definitivo ocupe su lugar correctamente, pudiendo incluso quedarse “atrapado” dentro del hueso. Si no queda más remedio que la extracción precoz, en ocasiones es recomendable la colocación de un aparato llamado mantenedor de espacio, que impide que el diente posterior invada el espacio del diente que está por erupcionar.
Además, los dientes definitivos se “nutren” de los de leche en su maduración, por eso cuando los de leche caen no tienen raíces. Este proceso se llama rizolisis, y si no tiene lugar los definitivos serán más frágiles.
Por otra parte, una infección muy grande, a causa de una caries no tratada, puede afectar al germen del diente definitivo y producir alteraciones o defectos en su formación.
Radiografía panorámica de un niño de 5 años
Debido a estos problemas, la conservación de los dientes de leche el máximo tiempo posible es importante, y para ello hay que valorar cada situación individual de cada niño y niña en función de la edad, proximidad de la erupción de los definitivos, crecimiento de los maxilares, etc y si presenta caries decidir cómo tratarla, ya sea necesario realizar obturaciones, pulpotomías, pulpectomías... Por otro lado, si no queda otra opción y hay que extraer el diente hay que tomar la decisión de si se puede esperar sin más a la erupción del definitivo o por el contrario es preferible colocar un mantenedor de espacio que impida que se colapse el espacio.
Por todo esto, lo mejor es hacer revisiones periódicas, por lo menos una vez al año, para prevenir cualquier problema que pueda perjudicar el correcto desarrollo de los dientes definitivos y los maxilares.